La respuesta es sí. Y deberás hacerlo, bien a través de una rectificación, bien de una declaración complementaria.
Son trámites muy parecidos, pero no iguales, y optar por uno o por otro depende del resultado de la declaración presentada.
Si ésta contiene errores u omisiones que te han perjudicado como contribuyente –por ejemplo la declaración indebida de una renta exenta, el cómputo de importes con cuantía superior a la debida o que has olvidado una reducción o deducción a la que tenías derecho- deberás llevar a cabo una rectificación.
Si el error ha ido en perjuicio del erario público dando lugar a un ingreso inferior al que hubiera correspondido, o a una devolución superior, deberás hacer una declaración complementaria.